Dice la Carta Magna que hay un lugar donde están representados todos los españoles aunque en la puerta tiene dos leones y, para algunos, sería mejor que hubiera dos toros, que así pareceríamos más patriotas.
Patriotas, dicen ser, los que el otro día nos sorprendieron con una ovación de gala que obligó al ovacionado a levantarse dos veces para saludar a su respetable.
Respetable, no sé si será bailar o aplaudir, con lo mal que lo han pasado y lo siguen pasando algunos ciudadanos mientras otros viven en su mentira sin abrir los ojos a la realidad de los ciudadanos de a pie, no de esos que viven ahí dentro ajenos a la verdadera realidad social.
Social no sé, pero psicológico igual es el estudio que habría que hacer a estos que aplaudieron el otro día al que supuestamente le escribió "mensajitos" al señor de los "sobrecillos" pidiéndole paciencia, al que de tanto leer es capaz hasta de leer lo de "fin de la cita", al que cada vez que se pone nervioso, no sé bien por qué, el ojo se le abre y se le cierra a la velocidad del viento, al que siendo algo de la Propiedad no sabe que ningún español de origen podrá ser privado de la nacionalidad y al que dice que un vaso es un vaso.
Vaso, pero bien grande y con doble de hielo, es el que necesitan los ciudadanos para ver que una parte de los que nos representan aplauden cualquier cosa sin pararse a pensar si ante tales actuaciones el ciudadano honrado hubiera aplaudido o, pitado sin parar durante esos 2 minutos inolvidables.
Respetable, no sé si será bailar o aplaudir, con lo mal que lo han pasado y lo siguen pasando algunos ciudadanos mientras otros viven en su mentira sin abrir los ojos a la realidad de los ciudadanos de a pie, no de esos que viven ahí dentro ajenos a la verdadera realidad social.
Social no sé, pero psicológico igual es el estudio que habría que hacer a estos que aplaudieron el otro día al que supuestamente le escribió "mensajitos" al señor de los "sobrecillos" pidiéndole paciencia, al que de tanto leer es capaz hasta de leer lo de "fin de la cita", al que cada vez que se pone nervioso, no sé bien por qué, el ojo se le abre y se le cierra a la velocidad del viento, al que siendo algo de la Propiedad no sabe que ningún español de origen podrá ser privado de la nacionalidad y al que dice que un vaso es un vaso.
Vaso, pero bien grande y con doble de hielo, es el que necesitan los ciudadanos para ver que una parte de los que nos representan aplauden cualquier cosa sin pararse a pensar si ante tales actuaciones el ciudadano honrado hubiera aplaudido o, pitado sin parar durante esos 2 minutos inolvidables.
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