QUIEN TIENE UN AMIGO...

Quién no ha dicho en el colegio: ¿Quieres ser mi amigo?, seguramente todos, pero los que ya llevamos un tiempo en este cruel Mundo sabemos que el tiempo es sabio y pone cada cosa en su lugar. Con los dedos de una mano (y no vale la gracia de los dedos de los pies) se pueden contar los amigos de verdad que uno tiene a lo largo de esta vida, por lo tanto, quien tiene un amigo tiene un tesoro. 

Tesoro, al nivel de los que encontraban los piratas, presuntamente es el que ha dado un colega a una amiga, lástima que no pensara a la hora de dárselo que aquí habían unos cuantos millones de desempleados y, que dicho tesoro se podía haber invertido en astilleros, en minas y, en tantas fábricas que cerraron para nunca más abrir. Parece ser que en aquel momento no eramos tus amigos preferidos.

Preferidos, pocos he tenido, pero tú nunca has sido uno de ellos, así que querido "amigo" lástima que a la hora de los beneficios no fuimos tus amigos pero más lástima me da haberte visto todos los años cuando se come el turrón pedirnos que arrimáramos el hombro como si fuéramos amigos.

EL COVID NO TE HA SERVIDO DE NADA

Que sí, que saldremos mucho más humanos, que sí que más respetuosos, más iguales sin dejar a nadie atrás, pero por no dejar a nadie por el camino nos hemos quedado con los mismos anormales de siempre, por no decir, alguno más.

Más gente y más desgracias pueden sucederse porque la Historia ya nos ha demostrado que no somos inmortales y, que somos capaces de tropezar en la misma piedra varias veces como decía la canción; los muertos, por mucho que la gente crea en dioses, ya no los vamos a recuperar por desgracia.

Desgracia la que tenemos algunos de nosotros de seguir viendo que sí que los de siempre no se han quedado detrás que con toda la gente que se ha jugado la vida para curar a alguno de tu familia o, algún vecino tuyo sigas sin aprender nada.

Nada más que decirte salvo que ya que no te da para más la masa cerebral sepas que cuando te vas a pasear en grupo o, llenas un bar nada más abrir, esos que la vida se jugaron y se juegan por tu gente y la nuestra cuando te ven deben de contener las arcadas que les produces.

QUE EL CORONA TE SIRVA

Cuántas veces los viejos del lugar ante un mal día te han dicho: "échate una cerveza y, mañana será otro día", sin importar la marca, la que sea, quizás una Coronita quizás la marca blanca de tu supermercado habitual, cualquiera de ellas puede darte un respiro y, dejar transcurrir lo que queda de día para poder afrontar el siguiente con más optimismo.

Optimismo es lo que hace falta en estos días tan inciertos donde uno no sabe sí podrá volver a ver a esos mayores, en su mayoría sabios o, a esa vecina o vecino que le alegra el día cuando se cruzan por las escaleras o, al canalla de su jefe o jefa que habituado hasta se le echa de menos. Menos volver a ver a los mismos de las dietas tan bondadosas cualquier cosa sirve.

Sirve la Historia para mirar hacia detrás y no volver el ser humano a cometer los mismos errores, así que, querida humanidad espero que el corona te sirva para darte cuenta que nuestros políticos (sean del color que sean) no merecen recibir ni un céntimo más de una humanidad tan preparada que acontecimiento tras acontecimiento se une y sacando lo mejor de cada individuo resuelve de manera autónoma problemas que deberían de resolver los que por ello cobran.

CÁTEDRA

La falsa libertad en la que vivimos en ocasiones nos permite pegar unas carcajadas, piensa el pobre ciudadano de a pie a falta de libertad risas son buenas; de hecho deberían de regalarnos nuestros "queridos políticos" una cátedra episcopal para, sentados en ella poder disfrutar de esos grandes momentos con los que muchos de nuestros políticos nos demuestran lo mal que lo hacemos cada vez que usamos las urnas.

Las urnas son libres, nadie puede decirle al vecino qué hacer o qué no hacer y, como no todos podemos ser catedráticos, con los que nos dirigen pasa lo mismo. Que la política se podría hacer una profesión a la que sólo accedieran los que obtuvieran el título que los capacitara para ello es un tema que se podría sacar a debate.

Debate no hace falta hoy en día para ver donde hemos llegado y, tampoco hace falta debate para saber que nosotros con nuestros votos hemos legitimado mucho vividor y vividora de lo público sin capacidad ninguna, así que sin ser catedrático te digo desde mi encerrada libertad que cuando vuelvas a las urnas mires bien a quién legitimas porque por el contrario sólo nos van a quedar las carcajadas generadas por algunos comentarios de algunos de nuestros dirigentes que, en ocasiones, más bien son para llorar.

NO QUERÍA CARNAVAL PERO TE LO DEBO

Todos los años por estas fechas le escribo a mi querido Carnaval, sí, un valenciano enamorado del Carnaval de Cádiz gracias a un poeta que no va a estar ya en el COAC, con Juan Carlos (no podía ser otro) descubrí el Carnaval, me enamoré de el y, para mí murió.

Murió esa manera de entender el Carnaval, esa crítica al poder, esa lucha por el pobre, vamos todo eso que no interesa al rico y, que muy pocos pobres defienden. No voy a dejar de seguir el Carnaval a mi manera, tan legítima como la de cualquier otro, pero no creo volver a escuchar esas letras con las que tantos años me he identificado como si de mi tinta salieran.

Salieran los que salieran este año poco se puede hacer, la vida es cruel en ocasiones y, ante los designios de la naturaleza poco puede hacer el ser humano. De nada vale que ahora todos le cantéis un pasodoble a quien ya no está porque, por desgracia, no volverá. La luz del faro que iluminaba la crítica más mordaz está apagada.

Apagada como mi ilusión por escuchar el COAC este año, pero te lo debo porque te seguí, en ocasiones te critiqué y, desde el silencio te admiré y, por lo tanto escucharé paciente a que alguien algún año vuelva a encender el faro de la esperanza, ese faro que abandera la resistencia frente al poder y la crítica a todo lo que no es decente, venga del lado que venga aunque ello te cueste (como te pasó en diversas ocasiones) quedarte sin el premio final.

Final y principio, dejo la puerta de la esperanza abierta, como el que temeroso sabe que lo que espera no va a volver, pero los genios nacen no se hacen y, quién nos dice que no nazca alguien que, por lo menos, nos recuerde ese estilo canalla y crítico que tanto vamos a echar en falta.