Decían los muy entendidos que, quizás, se había montado un mercadillo para comprar el relleno del sobre pero, aquello pasó y, pasamos a la transición hasta la llegada del día para depositarlo.
Después, que la alternativa a lo que había, Pedro y compañía, era un imbatible del norte, Alberto acompañado de un, muy y mucho español, hombretón a caballo.
El resultado, para no variar, en manos de los menos que, parece, cogen la fea costumbre de influir en los más, los sabios le llaman democracia, quizás, tiranía de la minoría.
Para rematar el espectáculo, se nos presenta una tal Yolanda “obrera” visitando, con sonrisa de oreja a oreja, al del hámster en la cabeza.
Que le importa a la gente normal la posible amnistía, si lo que nos produce el panorama es bastante “amgustía”.
