Los grandes edificios y, los grandes eventos, con camisetas, gorritas, banderitas y, paella gratis crecía sin parar, pero detrás de tan grandes circos la ciudad perdía su identidad y muchos de sus ciudadanos cada vez estaban más apartados y, se sentían menos identificados con su lugar de nacimiento, muchos incluso se resignaban pensando que no habían tenido elección.
Elección tras elección ganaban aquellos que endeudaron a nuestra ciudad a altos niveles, que en accidentes trágicos quizás las víctimas y sus familiares no recibieron el trato que tal desastre merece, que mientras nos hacían esperar largas colas para ser atendidos en la sanidad pública otros tenían palcos para ver veleros y coches de carreras, que mientras se preocupaban de llenar los aforos de los grandes edificios que habían construido lo que se llenaba era la cola del paro y de los bancos de alimentos, elección tras elección ganaban aquellos que tuvieron que ser intervenidos por los presuntos corruptos por metro cuadrado que tenían.
Tenían que ganar, no había otra salida para una izquierda incapaz de ponerse de acuerdo en beneficio de un cambio y del progreso, sin lugar a dudas, han ganado, y si me lo permiten, y aunque no me lo permitan lo voy a decir, nos han ganado "a la Valenciana".
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