domingo, 15 de marzo de 2015

SI VOTÁRAMOS TODOS LOS AÑOS

El político parece que tiene similitud con ese "depredador" de discoteca que todos hemos conocido y alguno ha sufrido en su grupo de amistades. Entre semana o, cada cuatro años como aquel que dice, pasa desapercibido, intenta no alterar mucho su descanso para el fin de semana o, las próximas elecciones, estar en plenas facultades.
Llegado ese gran momento nocturno, en el caso del político diurno e inclusive días antes, el comportamiento sufre un cambio radical, el "depredador" se acerca a la presa con promesas y vendiendo virtudes que parecen propias de alguien que no se dedica a la noche y menos aún a la política. La "víctima" en ocasiones es atraída por tanta virtud y tanto ánimo dadivoso no pudiéndose resistir y cayendo ante tal encanto, dándose cuenta días después que lo que le habían dicho en ocasiones no se iba a cumplir jamás y si algo de lo dicho se cumplía o era cierto, no era tal y como se lo habían contado.
La gran diferencia es que el "discotequero" se lo trabaja más, la semana siguiente tiene que pensar nuevas promesas y virtudes para exponerlas a su nueva "víctima" mientras que el político hasta que no pasen tres años y pico no volverá a resurgir de su letargo porque no le hace falta, nadie le podrá tirar de su logro aunque incumpla todo su programa o no tenga ninguna virtud de las que decía tener.

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